Si alguna vez has enviado un email frío, es probable que hayas comenzado con un «Espero que estés bien» o «Espero que tengas un buen día». Suena amable, cortés y educado, ¿verdad? Pues, en realidad, es una de las peores formas de empezar.

Los emails fríos son difíciles de hacer funcionar. Si no captas la atención del destinatario en los primeros segundos, tu mensaje terminará en la papelera o, peor aún, será ignorado por completo. El problema con «Espero que estés bien» es que es genérico, predecible y, muchas veces, innecesario.

Tu Email No es una Conversación Casual

Cuando alguien recibe un email de un desconocido, su primer pensamiento no es «¡Qué amable!», sino «¿Quién es esta persona y qué quiere?». Tu trabajo es responder a esa pregunta de la forma más rápida y clara posible. Frases como «Espero que estés bien» retrasan el verdadero objetivo del email y no aportan valor.

Si quieres ser educado, lo mejor es ser directo y relevante. En lugar de empezar con una frase de cortesía vacía, ve al grano con algo que realmente llame la atención del lector.

Pierdes la Oportunidad de Impactar Desde el Inicio

La apertura de un email es el momento más crítico. Si no capturas el interés en la primera línea, la posibilidad de que sigan leyendo se reduce drásticamente. En lugar de desperdiciar ese espacio con frases de cortesía sin valor, empieza con algo que realmente enganche.

Por ejemplo:

• Mención de algo específico sobre el destinatario o su empresa.
• Un dato relevante o curioso sobre su industria.
• Una pregunta que despierte interés.

Un inicio como «Noté que [nombre de la empresa] está invirtiendo en X» es mucho más efectivo que «Espero que estés bien». Esto demuestra que has hecho tu tarea y que no estás enviando un email genérico.

La Personalización Importa (Y No Solo el Nombre)

Una de las mejores formas de mejorar tus emails fríos es hacerlos lo más personales posible. Pero la personalización no se trata solo de incluir el nombre del destinatario. Se trata de demostrar que has investigado antes de escribir.

Si no sabes cómo encontrar un correo electrónico solo con el nombre, hay herramientas como Hunter.io o Voila Norbert que pueden ayudarte. Pero encontrar el email es solo el primer paso. Lo importante es que, una vez que lo tengas, uses la información que encontraste sobre esa persona para que tu mensaje sea relevante.

El Asunto y la Primera Línea Son Claves

El asunto del email es lo primero que ve el destinatario. Si no es atractivo, ni siquiera abrirá el correo. Y si lo abre, la primera línea determinará si sigue leyendo o no.

Evita asuntos aburridos como «Consulta rápida» o «Oportunidad para ti». En su lugar, usa algo más específico, como:

• «[Nombre], una idea para mejorar [proceso de su empresa]»
• «Esto podría ahorrarte X horas esta semana»
• «La estrategia que está ayudando a [empresa similar] a crecer»

Luego, la primera línea debe conectar con el asunto. Si mencionaste una idea, explícala rápidamente. Si hiciste una pregunta, dale contexto de inmediato.

Mide y Ajusta

No todos los emails fríos funcionarán a la primera. Lo ideal es comprobar email por email cuáles tienen mejor respuesta y ajustar tu enfoque según los resultados.

Algunas formas de mejorar la tasa de apertura y respuesta incluyen:

• Probar diferentes asuntos.
• Usar distintas estructuras de primera línea.
• Enviar emails en diferentes días y horarios.

Si algo no funciona, cambia y prueba de nuevo. Lo importante es no seguir cometiendo los mismos errores.

Conclusión

Decir «Espero que estés bien» en un email frío es como empezar una presentación con una disculpa: no aporta valor y no genera interés. Si quieres que tus emails sean leídos y respondidos, debes ser directo, relevante y personalizado desde la primera línea.

Investiga antes de escribir, personaliza tu mensaje y haz que cada palabra cuente. Un email bien estructurado puede abrir puertas, pero uno genérico sólo las cerrará.